jueves, 11 de octubre de 2012

Canada revisited: el valle de Okanagan y pavo marinado en comino, cilantro y vino blanco por Acción de Gracias


Hace un año por estas fechas estábamos D. y yo en Canadá, disfrutando de un viaje en el que conocimos las Montañas Rocosas canadienses, Vancouver y el Valle de Okanagan, y durante el cual pudimos disfrutar de una deliciosa cena de Acción de Gracias en la ciudad de Jasper. A la vuelta, organicé una cena para los amigos en la que preparé el tradicional pavo con puré de castañas y de postre serví un aún más tradicional Pumpkin Pie. La tarta de calabaza la publiqué entonces, pero el pavo, y las fotos de Okanagan, se quedaron en el tintero porque enseguida llegó diciembre y empecé con los polvorones, el Calendario de Adviento etc y como ya dije en la anterior entrada soy incapaz de publicar algo fuera de temporada, así que ahí quedó el pobre pavo, relegado al ostracismo. Aprovechando que el lunes pasado fue el día de Acción de Gracias en Canadá lo he rescatado, porque además le prometí la receta hace tiempo a mi amiga I., ¡aunque creo que estas navidades con su tripa no va a tener ganas de prepararlo!

Esta receta es, para no variar, de Yotam Ottolenghi. Cuando se cocina pechuga de pavo hay que tener cuidado porque es una carne muy susceptible de quedar seca, pero con su método queda muy jugosa, y la combinación de sabores es fabulosa, como en todas las recetas de este hombre. Además, es facilísima de preparar, pero muy resultona, así que es perfecta tanto para una cena de celebración como para prepararla el fin de semana y llevarla en el tupper al curro.



Ingredientes,

4 cucharadas soperas de menta fresca picada
4 cucharadas soperas de perejil fresco picado
4 cucharadas soperas de cilantro fresco picado
1 diente de ajo picado
60 ml de zumo de limón
60 ml de aceite de oliva virgen
125 ml de vino blanco
1/2 cucharadita de comino molido
1/2 cucharadita de sal
1/2 cucharadita de pimienta negra
1 pechuga de pavo de un kilo más o menos (también se puede hacer con muslos, la primera vez que la preparé los usé y quedaron estupendos)

Ponemos todos los ingredientes excepto el pavo en el vaso de la batidora. Lo procesamos un par de minutos hasta que quede homogéneo. Ponemos el pavo en un recipiente y lo cubrimos con la marinada. Lo dejamos 24 horas en el frigorífico.

Calentamos el horno a 220ºC. Pasamos el pavo a una fuente de horno y reservamos la marinada. 
Horneamos 15 minutos a 220ºC. Bajamos la temperatura a 200ºC y horneamos otros 15 minutos. Bajamos la temperatura a 180ºC y horneamos 30 minutos más. Como lo que tarde en asarse depende del tamaño de la pieza, pinchar de vez en cuando para comprobar si está hecha. Cuando la punta del pincho o cuchillo salga caliente es que ya está hecho.

Para hacer la salsa sólo hay que pasar la marinada a una sartén y reducirla a fuego lento hasta que tenga la densidad que nos guste.

Sacamos el pavo del horno y dejamos que repose 10 minutos. Luego lo fileteamos y servimos con la salsa y un puré de castañas preparado con unas castañas hervidas mezcladas con un poco de leche. Si además le ponéis al puré una salsa de arándanos, ya será de nota. Y si termináis la cena con una tarta de calabaza o de manzana, tendréis una cena de Acción de Gracias más canadiense imposible.




Y bueno, además de quedarme con las ganas de publicar la receta del pavo, el año pasado no pude contaros el final de nuestro viaje a Canadá.  Tras disfrutar de una deliciosa cena de Acción de Gracias en Jasper nos dirigimos al valle de Okanagan. Ese valle es "la huerta de Canadá". Su paisaje de lagos y suaves colinas está lleno de fincas de frutales y viñedos. Tiene un microclima que hace que la temperatura sea más suave que en otras zonas de Canadá que están a su misma latitud, lo que les permite tener huertas y viñas. A pesar de ello, en invierno nieva y la temperatura baja de cero, lo que aprovechan para elaborar el "vino del hielo" (ice wine). Las uvas se dejan en los viñedos hasta que llega la primera helada, y cuando la temperatura baja de los -10ºC se vendimia. Esto hace que las uvas incrementen su sabor y aroma ya que el agua se congela y aumenta la concentración de azúcares. Aunque a cambio para producir cada botella de vino del hielo se necesitan cinco veces más uvas que para producir una botella de vino normal. Eso explica que su precio sea bastante más elevado. El resultado es un vino dulce y aromático, con un contrapunto ácido que hace que no sea empalagoso y un contenido en alcohol bastante bajo. Un delicatessen que se suele degustar en el aperitivo o con el postre.


La ciudad más grande del valle es Kelowna, y allí descansamos un par de días y aprovechamos para cenar en el RauDZ. Es un restaurante 100 millas, en donde todo el producto fresco que se sirve es local, llegado directamente de las granjas y barcos de British Columbia. También los vinos son locales, claro. Está decorado con fotos de sus proveedores al lado de fotos de los productos que le sirven, de manera que mientras te comes un salmón proveniente de un barco que practica la pesca sostenible puedes ver la cara del menda que lo pescó. Y al lado la foto de la mujer que produce los quesos junto a sus cabras. Lógicamente el menú va cambiando con las estaciones. Si no recuerdo mal, D. tomó salmón  y yo trucha, y todo estaba aderezado con una salsita a base de calabaza y menta y una guarnición de coles de bruselas y frutos rojos. El sitio no es barato, aunque tampoco tenía precios estratosféricos (no recuerdo bien, pero creo que nos salió por unos 40 euros por cabeza, incluyendo el vino). Y todo estaba cocinado con mimo, respetando y realzando sobre todo el producto. A mi me pareció un ejemplo a seguir,  un modelo de restaurante que ojalá importásemos a España. Teniendo en cuenta que el clima es muchísimo más suave aquí, y que nuestros productos autóctonos no tienen nada que envidiar a los canadienses, es una pena que no aprovechemos todo ese potencial. Tengo la sensación de que los españoles no valoramos suficientemente lo que tenemos, aunque soy optimista y creo que poco a poco estamos volviendo a apreciar las cosas sencillas, de la tierra.


Y desde Okanagan volvimos a Vancouver y luego Tenerife vía Londres y Madrid. Si sigo currando en esto, en 2014 me toca congreso en la costa este de Canadá ;) ¡¡aunque aún queda mucho para que llegue ese momento!!

¡Vivan las calabazas, los pavos, las castañas, y todos los productos de la huerta!


6 comentarios:

  1. Genial la receta del pavo, estaba buscando una de este tipo y has dado en el clavo, gracias.

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  2. Me encanta el pavo, pero nunca lo había preparado así.
    Muchas gracias por la receta y por las fotos y la información.
    Un abrazo

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  3. Así que en la costa este de Canadá, ¿eh? Pues vamos preparando quedada, ¿no? ;-)
    No sé si te estará pasando como a mí pero ahora que empieza el otoño yo no hago más que acordarme de viajes. En fin. He disfrutado mucho leyendo y viendo las fotos.
    Me ha gustado la receta y si dices que el pavo no queda seco, la probaré.
    Yo también soy optimista y sí que creo que al menos se empieza a valorar un poco más, no solo lo local, sino los productos de temporada. Aunque en los tiempos que corren a veces es difícil porque lamentablemente los precios de los productos traídos en lotes desde la Conchinchina siguen estando mucho más baratos que los locales, y no todas las economías familiares pueden permitírselo.

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  4. Madre mía, me he quedado alucinada con eso del vino de hielo. No tenía ni idea, Ajonjolí.
    Uno de mis sueños es conocer Canadá, así que, en 2014, si me haces hueco en la maleta, me voy contigo. Qué maravilla!
    Tu pavo me ha encantado. Es verdad que al día siguiente debía estar mejor. Qué rico!
    Muchos bsitos y espero que, poco a poco, tu puzzle de vida se vaya pegando, aunque siempre se apreciarán las juntas.

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  5. Ja, ja, ja, me ha encantado la frase final de tu entrada y estoy totalmente de acuerdo ¡vivan todos los productos de la huerta!, por algo somos almas gemelas ;).
    La receta me ha encantado por lo sencilla que es de hacer y las especias tan ricas que lleva, así que creo que la voy a preparar sin tardar, pero lo haré con pechuga de pollo, que es lo que suelo comprar, así que tendré que tantear el tiempo en el horno.
    Y lo del vino de hielo no lo había oído, pero sí he probado el "aceite de hielo", que viene a ser algo parecido.
    Cristina


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  6. Que cosa más curiosa, he llegado aquí desde el blog de Myriam cuando estaba viendo la receta de South Indian pumpkin pickle y me encuentro con estas fotos y este reportaje de Canadá, estuve hace dos años recorriendo las Montañas Rocosas en autocaravana y he quedado entusiasmada por tanta belleza, pero justamente me quedé con las ganas de visitar valle de Okanagan, me apetecía ver la famosa huerta de Canadá, tu me acabas de trasladar allí virtualmente, gracias.
    Un saludo

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